Este pequeño pueblo japonés tiene una meta ambiciosa: reducir a cero sus desechos en 2020.
Comenzó su plan de reciclaje hace 14 años, sus habitantes separan sus residuos en 54 categorías distintas.
Cada persona limpia, ordena y entrega sus desechos en casa (no hay recolectores).
Con este sistema, hoy reciclan, reutilizan y hacen composta con 80% de sus desechos y el resto queda en los vertederos.
Además, crearon las tiendas “kuru-kuru”, donde se puede donar ropas, juguetes, muebles, y a la vez, llevarse gratis lo que uno necesite.
La ciudad se ha convertido en un ejemplo mundial y es visitada por cerca de 2,500 personas cada año para aprender a separar los residuos como lo hacen ellos.
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